Los ritmos de operación de las fábricas se caracterizan simultáneamente por la emisión de gases nocivos y ruidos estruendosos que pueden perturbar la psique de los trabajadores y personas aledañas.
La atenuación de estos ruidos se puede efectuar mediante el acople de silenciadores que actúan como filtros o tamices en el interior de los equipos, con un funcionamiento preciso para que los circuitos hidráulicos o neumáticos no se vean afectados.
En otras palabras, estos silenciadores para fábricas están diseñados de una forma muy prolija para que el rendimiento de las máquinas no tenga una tendencia decreciente, sino que siga teniendo el mismo grado que tenía previa instalación.